Traducido y editado por Mónica Bulnes de «All about cohabitation before marriage».
- Las parejas que viven juntas antes de casarse tienen menos probabilidades de casarse. Un estudio de la Universidad de Colombia citado en la revista New Woman encontró que «sólo el 26% de las mujeres en la investigación y un escaso 19% de los hombres, se casaron con quienes estaban cohabitando.» La Encuesta Nacional sobre Familia y Hogar, basado en entrevistas con 13,000 personas, concluyeron que «cerca del 40% de uniones libres en Estados Unidos terminan sin que la pareja se haya casado.» Una de las razones puede ser que aquellos que viven juntos se alejan el uno del otro en busca de la persona «correcta». El que vive en unión libre, suele tener varias parejas durante su vida.
- Aquellos que viven juntos antes de casarse suelen tener mayores probabilidades de separación o divorcio. La revista Psychology Today reportó los resultados del sociólogo de la Universidad de Yale, Neil Bennett, quien encontró que las mujeres en unión libre tenían 80% más probabilidades de separarse o divorciarse que mujeres que no vivieron con sus esposos antes de casarse. La Encuesta Nacional sobre Familias y Hogar indica que «las uniones que empezaron con cohabitación son tiene casi el doble de probabilidad de disolverse dentro de los primeros 10 años, comparados con todos los primeros matrimonios: 57% contra el 30%.» Otro estudio de de 5 años de William Axinn de la Universidad de Chicago en donde 800 parejas reportaron en el Journal of Demography que aquellos que cohabitaron aceptan más fácilmente el divorcio. En un estudio canadiense en la Universidad de Western Ontario, sociologistas encontraron una relación directa entre la unión libre y el divorcio cuando investigaban a más de 8,000 hombre y mujeres solteros (Hall and Zhoa 1995: 421-427). Se determinó que vivir en unión libre tiene «un impacto negativo directo en la subsecuente estabilidad marital,» quizá porque vivir así «reduce la legitimidad del matrimonio formal, el compromiso matrimonioal.»
- Aquellos que viven en unión libre antes de casarse, tienen matrimonios menos felices. Un estudio realizado por el Consejo Nacional de Relaciones Familiares de 309 recién casados, encontró que aquellos que vivieron juntos antes de casarse, tenían un matrimonio menos feliz. Las mujeres se quejaban sobre la calidad de la comunicación después de la boda. Alfred DeMars y Gerald Leslie (1984) encontraron que aquellos que viven en unión libre antes de su matrimonio, tenían menores niveles de satisfacción en su relación que aquellas parejas que no cohabitaron. Un estudio realizado por la Dra. Joyce Brothers mostró que la unión libre tiene un efecto negativo en la calidad del posterior matrimonio (Scott 1994). Se encontró que las parejas que viven juntas sin intención de casarse tenían mayor inclinación que las parejas casadas a discutir, golpear, gritar y tener una división injusta de la labores (Brown and Booth 1997).
- Aquellos que son sexualmente activos antes del matrimonio tienen mayor probabilidad de divorciarse. Las actitudes y conductas sexuales pre-maritales no cambian después de la boda. Las investigaciones indican que si uno está dispuesto a tener sexo antes de casarse, hay una probabilidad mayor de que quiera hacerlo después (por lo que puede incrementar la probabilidad de que ocurra una infidelidad). Esto es especialmente verdad en las mujeres. Aquellas que han tenido sexo antes de casarse tiene más del doble de probabilidad de tener amoríos extramaritales, que aquellas que no tuvieron experiencias sexuales pre-maritales. Sobre el tema de permanecer fiel, las investigaciones reportan que parejas casadas tienen una mayor probabilidad de permanecer leales. Un estudio, realizado durante un periodo de 5 años y publicado en Sexual Attitudes and Lifestyles, indica que el 90% de mujeres caasadas eran monógamas, comparadas con el 60% de mujeres en unión libre. Las estadísticas fueron más dramáticas con la fidelidad masculina: 90% de los hombres casados eran fieles a sus esposas, mientras que el 43% de los hombres en unión libre lo eran con sus parejas (Ciavola 1997). En otro estudio publicado por el Jounal of Marriage and the Family los investigadores analizaron las relaciones de 1,235 mujeres de entre 20 y 37 años, y encontraron que las mujeres que habían vivido con sus parejas antes de casarse tenían 3.3 veces más probabilidad de tener una segunda pareja sexual después de casarse (Forste and Tanfer 1996: 33-47). También se encontró que mujeres casadas fueron «5 veces menos probables de tener una segunda pareja sexual, que las mujeres en unión libre», y que «las relaciones en unión libre parecen tener más similitudes con el noviazgo que con el matrimonio».
- Quienes viven juntos tienen mayor probabilidad de tener un romance pasajero más que una relación duradera. Un romance no es lo mismo que una relación. Las relaciones toman tiempo y trabajo para desarrollarse y mantenerse; un romance es un sentimiento positivo hacia una persona. Un romance sin una relación es, en el mejor de los casos, un encuentro breve. El romance, en la sociedad desechable de hoy en día, es abruptamente malentendido y fácilmente descartado al primer signo de conflicto o desilusión. No hay un compromiso duradero cuando empieza a ver problemas. Las buenas relaciones se construyen en base al conocimiento de uno y otro, además de disfrutar juntos a nivel social, espiritual, intelectual y comunicacional, no sólo a nivel sexual.
- Aquellos que tienen matrimonios «de prueba» no tienen mejores matrimonios. No suelen tener éxito los ensayos para probar si la relación «funciona». De hecho, la verdad es que sucede lo opuesto. Las investigaciones indican que las parejas que viven juntas antes de casarse tienen una satisfacción marital significativamente menor que aquellas que no cohabitaron, y tienen un matrimonio más débil. La sabiduría popular dice que es aceptable tener un «período de prueba» en donde te «pruebas un zapato para ver si te queda bien» o «comprobar que el auto que te comprarás, funciona». Para el matrimonio no funciona igual. Una pareja de recién casados hace un esfuerzo deliberado para aceptarse, ya que sabe que su relación será para siempre. Quieren construir la compatibilidad, no probarla (Harley 1996). Walter Trobisch dijo que «el sexo no es una prueva de amor, porque precisamente la cosa que queremos probar es la que se destruye en la prueba». Es en el noviazgo donde se supone que aprendes y tomas decisiones acerca de la pareja.
- Los que viven juntos no tienen compromisos o responsabilidades duraderas. La cohabitación no involucra un compromiso o promesa pública para el futuro, ningún pronunciamiento oficial de amor o responsabilidad. El suyo es un es esencialmente un acuerdo privado, basado en un lazo emocional. El «compromiso» de vivir juntos es simplemente un arreglo mensual. «Mientras te portes bien y me hagas feliz, estaré contigo.» El matrimonio, por otra parte, es mucho más que una asociación por amor. Es un evento público que involucra responsabilidades legales y sociales. No sólo une a dos personas, sino también a dos familias y dos comunidades. No es sólo para el aquí y el ahora. Es, como espera muchos recién casados, «hasta que la muerte los separe». Casarse cambia lo que esperas de tu pareja y de tí mismo. Algunos argumentarán que «la licencia de matrimonio es sólo un papel», por lo que casarse legalmente es una imposición irrelevante. Jessie Bernard en «The Future of Marriage» afirma: «Un hecho fundamental cimenta el concepto del matrimonio. Debe estar involucrado algún tipo de compromiso… Relaciones efímeras no califican. La gente que se casa «hasta que la muerte los separe» tienen un muy diferente nivel de compromiso, y por lo tanto un muy diferente nivel de seguridad, y por lo tanto un muy diferente nivel de libertad, y como resultado, un muy diferente nivel de felicidad que aquellos que se casan «mientras dure el amor». Las personas de «amor pasajero» siempre esperan el momento cuando él o su pareja se despierten una mañana y encuentren que el sentimiento positivo que los manteine a flote se ha disuelto.»
- Los que viven juntos se pierden algo del proceso de maduración. En este «estilo de vida alternativo» el objetivo es tener todos los beneficios y privilegios de las personas maduras y casadas, sin aceptar las responsabilidades que esta madurez demanda. Expresado más crudamente, «¿por qué comprar la vaca cuando puedes tener la leche gratis?» Nuestra sociedad promueve que la gente se enfoque en el presente y viva el ahora – «si te hace sentir bien, hazlo.» Pero el acto de matrimonio formal implica un énfasis en el futuro. La unión libre también se pierde un ingrediente en el proceso de maudración: la voluntad de hacer compromisos y cumplirlos. La voluntad de diferir los placeres inmediatos para obtener un objetivo que vale la pena es una señal de madurez. Las personas que se compromente y aceptan la responsabilidad total de sus elecciones están más capacitadas para desarrollar respeto a sí mismos, orgullo personal e integridad. Los individuos que van de una relación a otra desarrollan patrones de conducta en los que evaden situaciones estresantes, en lugar de enfrentarlas. Estos patrones pueden llevarse hasta el matrimonio.
- Los que viven juntos evaden lidiar con algunas de las decisiones conjuntas que las parejas casadas tienen que hacer. Por ejemplo, el dinero y la propiedad tiende a ser «de él» o «de ella», y no «de nosotros». Consecuentemente, él o ella no considera mucho la opinión de la pareja sobre cómo se gasta «mi» dinero (Dunagan 1993).
- Los que viven juntos tienen con frecuencia un «matrimonio por conveniencia» más que un matrimonio por compromiso. Los «matrimonios por coveniencia» son desechables. Los matrimonios por compromiso duran toda la vida. Compromiso significa que los están determinados a mantenerse juntos. Cuando hay un acuerdo sin compromiso es más fácil rendirse. Cuando hay un compromiso, las personas se mantienen firmes en buenos y malos momentos, y no se rinden a la primera señal de problemas.
- Aquellos que tienen sexo pre-matrimonial pueden engañarse y casarse con una persona que no es adecuada para ellos. El sexo puede cegar las emociones. El amor verdadero puede resistir la prueba del tiempo sin tener intimidad física. Si tienes una relación sexual mutualmente satisfactoria, pierdes objetividad. La única manera de que la decidir si tu amor es fuerte, es remover la preocupación del amor sexual. Si no, podrías casarte con un espejismo y no una persona que realmente conoces.
- Los que viven juntos tienen una relación superficial y significativamente más débil. Múltiples investigadores han encontrado que las parejas que viven juntas tienen matrimonios más débiles (DeMars y Leslie 1984). Cualquiera puede hacer el amor, pero no todo el mundo puede tener una conversación significativa. Una buena relación es algo más que intimidad física. La belleza va más allá que la piel. Hay una mayor intimidad en la mente y el espíritu que requiere tiempo y el compromiso de un matrimonio para desarrollarse en plenitud. La atracción física es insuficiente para construir y mantener una relación duradera. Un estudio más reciente de la Universidad Johns Hopkins confirmó nuevamente que las parejas que cohabitan tienen una relación muy diferente y significativamente más débil que las de parejas casadas (Schoen y Weinick 1993: 408-414). Determinaron que hombres y mujeres que buscaban a alguien con quien vivir, buscaban «características como preparación académica, que reflejaban una capacidad de contribuir sólo a corto plazo en una relación.» Los investigadores encontraron que «mientras que los cohabitantes esperan vivir un tiempo juntos, los casados esperan vivir toda una vida juntos.» También descubrieron que la mayoría de las uniones libres terminaban dentro de los dos primeros años, y que «las uniones libres no eran matrimonios informales, sino relaciones formadas por vínculos más débiles.»
- Los que viven juntos antes de casarse pueden matar al romance. En general, una mujer verá el vivir juntos como algo romántico, mientras que el hombre lo verá como una solución «práctica» que les ayudará a negociar las diferencias y a fortalecer su amor (Scott 1994:80). De hecho, parejas que viven juntas pueden encontrar más difícil construir un amor duradero precisamente porque han perdido sus «ilusiones románticas».
- Los que viven juntos antes de casarse con frecuencia sufren de desconfianza y falta de respeto. El amor maduro está construido en la seguridad de saber que tu amor es exclusivo. No hay nadie más. La intimidad premarital provoca que la persona se pregunte: «Si ha tenido tan poco control conmigo, hubo otros (otras) antes que yo y habrá otros (otras) en el futuro?» Conforme crece la sospecha y la desconfianza, lentamente se pierde el respeto por la otra persona. El factor de confianza es un ingrediente importante en un matrimonio saludable – saber que puedes relajarte y estar con él/ella en el nivel más íntimo sin miedo de hacer nada que haga que el otro se vaya. El sexo pre-marital promueve comparaciones, sospechas y desconfianza. La verdadera confianza crece en el contexto de un compromiso de toda la vida dentro de una relación monógama en el matrimonio.
- Los que viven juntos no tienen el mejor sexo. El mejor sexo se encuentra en matrimonios. Se ha reportado que si la pareja se abstiene de tener relaciones antes de casarse, tienen entre 29 y 47% más probabilidades de disfrutar el sexo posteriormente. Los doctores Evelyn Duvall y Judson Landis encontraron en una investigación evidencia de que el sexo premarital no era tan satisfactorio. En otro estudio realizado por Linda Waite, una socióloga de la Universidad de Chicago y publicado en «Psychology Today», se encontró que la frecuencia de satifacción se elevaba considerablemente después que las parejas se adaptaban durante el matrimonio. Las parejas casadas llevan una activa vida sexual. Mientras que las parejas en unión libre tienen un nivel de actividad similar, los casados tienen un mayor nivel de satisfacción. Esto es debido a que los matrimonios reportan sentir un mayor nivel de seguridad y confianza. Un estudio en Michigan encontró que los individuos que nunca vivieron juntos antes de casarse tenían mayor probabilidad que las parejas en unión libre de evaluar positivamente su relación (49% de los que no vivieron juntos antes de casarse calificaron su relación como un «10», comparado con un 36% de los que vivieron en unión libre) (Michigan Family Forum 1998). En otro estudio realizado por el Family Research Council titulado «¿Qué tiene que ver el matrimoino con esto?» encontró que el «72% de todos los «tradicionalistas» casados (aquellos que creen firmemente en que el sexo fuera del matrimonio es un error) reportaron tener una alta satisfacción sexual. Esto es 31% más elevado que el nivel registrado por «no tradicionalistas» no casados. La felicidad sexual crece a través de los años de una relación íntima. El nivel máximo de placer sexual usualmente sucede después de 10 o 20 años de matrimonio (Fryling 1995). El buen sexo, dice Frying, empieza en la cabeza. Depende del conocimiento íntimo de la pareja.
- Los que viven juntos le pueden hacer daño a sus hijos. Los sociólogos de la Universidad e Penn State, Wendy Maning y Daniel Lichter, estiman que 2.2 millones de niños en Estados Unidos viven con uno de sus padres y la pareja de éste (Stalcup 1996). Los niños necesitan el amor y cuidado de verdaderos padres. Relaciones inestables o rotas afectan a los niños de por vida. Niños que viven con parejas en unión libre que provienen de matrimonios rotos reciben mensajes confusos y consideran que sus padres viven un doble estándar. Por ejemplo, los padres en unión libre tienen gran dificultad en establecer lineamientos morales en sus hijos, especialmente cuando empiezan a salir con amigos y novios.
- Los que viven juntos antes de casarse les suele faltar un propósito común. Muchas parejas divagan juntas. Son novios, tienen relaciones sexuales, duermen juntos, pasan un fin de semana juntos, eventualmente dejan su ropa, cepillo de dientes, etc., por comodidad y un día se dan cuenta que ahora comparten un acuerdo de convivencia. En ese momento, la falta de propósito común es un problema, dice Johnson (1996), porque ya están involucrados en la relación y no han empezado a hablar de las cosas importantes, como «¿funcionaremos juntos?», ¿cuál será nuestro futuro?», ¿qué nos espera más adelante?» No han pensado en estar «obligados hacia la otra persona». No quieren estar comprometidos. Quieren lo que quieren cuando lo quieren, y sin mucha dificultad. Es muy fácil abandonar este proyecto. Siendo realista, el matrimonio es mucho más que expectativas – casa, automóvil, platos y cubiertos, un sillón… Cohabitar es una manera de salitrte de esas expectativas.
- Los que viven juntos antes de casarse no tienen una relación equitativa. A pesar de que muchos jóvenes dicen que quieren un matrimonio equitativo, las investigaciones han encontrado que invariablemente los arreglos de convivencia de las parejas en unión libre siguen un formato de roles más tradicionales. De acuerdo a Johnson (1996), los hombre tienden a estudiar, a jugar, a regresar a casa y esperar comida preparada, la casa y la ropa limpia. Las mujeres se descubren realizando todas las tareas que van en contra de una relación equitativa.
- Los que viven juntos antes de casarse no tienen una especialización de responsabilidades. La evidencia claramente demuestra que «vivir juntos» es cualitativamente diferente a matrimonio. El compromiso de matrimonio es sensible a la especialización de tareas y responsabilidades. Los cónyuges cuentan con sus parejas para apoyarlos cuando hay problemas. En contraste, la unión libre es inestable, fácil de disolver y hace menos racional la especialización.
- Los que viven juntos antes de casarse tienen menos apoyo y beneficios. El matrimonio es mucho mejor que la unión libre para conectar unas personas con otras – compañeros de trabajo, suegros – que son una fuente de apoyo y beneficios. Los une a un mundo más amplio que sí mismos.
yo no me casaria con una mujer que ha vivido en union libre never…..
Esto es absolutamente ilógico. Ven el vivir juntos como una conveniencia monetaria más allá de un compromiso. Es un compromiso respetar a la persona que tienes al lado, amarla, comprenderla, más allá del estado civil que tengan. La única diferencia de casarse y vivir juntos es el papel o el vestido que te pones ese día. Nada más.
Hola,
Por la forma en la que lo pintó, no me caso jamás, pues parece un contrato, una obligación antes que la unión de una pareja por amor, por búsqueda de felicidad. Al contrario, felicidad y matrimonio parece, en su concepto, estar disociados. Es una visión medioeval del matrimonio, cuando la unión se realizaba con fines políticos, patrimoniales o de linaje. Gracias por confirmar mi decisión de convivir en felicidad y mientras la convivencia nos permita ser felices, que eso es al final lo que se busca. Adios.
¡Totalmente de acuerdo, Juan! Por mucho que me saque supuestos estudios científicos, a mí esto me suena a la forma de pensar de nuestros abuelos, jeje.
O es Cristiano este articulo o Catolico, conozco a parejas en union libre que son mas felices que los «falsos matrimonios» que viven juntos pero separados emocionalmente.
NO SE CASEN
Básicamente todos los argumentos que se oponen a la union libre y al denominado «sexo extramarital» tienen tintes religiosos, mencionan estudios científicos que sin embargo no cumplen con los criterios de bilateralidad adecuados, no examinan la situación desde ambos puntos de vista. Pienso que las situaciones retratadas en este artículo se ven más en parejas que se casaron o unieron demasiado jóvenes y en parejas que fueron obligadas a unirse por influencia de un tercero como los padres o las creencias, como suele pasar en las parejas que tienen hijos no deseados. Y el dato de que los matrimonios tienen mejor sexo me parece de lo más inverosimil. A muchas parejas las une algo, los gustos, los objetivos en la vida, los hijos en común y hasta el sexo es un argumento más válido…porque a muchos matrimonios, lo único que los une, es un papel.
Muy acertado todo lo que expresa este artículo corrobora lo que se vive actualmente.No es antojadizo. El que lo desea tomar para si después verá sus frutos.
La pregunta es….si tanto amor sienten por sus parejas y el matrimonio solo es un papel, entonces por qué no se casan?.
A mi me parece que eso «de probar», es la excusa que ponen las personas cuando no se quieren comprometer o no están seguras de amar verdaderamente a la persona.
Es muy fácil, si estás seguro de algo lo haces y punto, no tienes que andar probando nada.
Que flojera!! imagina estar con alguien que te diga, oye pero primero probamos? uff mejor primero encuentra lo que quieres realmente y luego te metes en una relación!
Es mi humilde opinión.
Leí el artículo y realmente se me hace interesante, lo maneja de una manera objetiva y real , no es de época de los abuelos ni mucho menos los valores y los principios no pasan de moda lo qué pasa es que las personas muchas hoy en día les gusta manejar doble moral, y no comprometerse así mismos como personas adultas para emprender una relación real de madurez de ambas partes, cómo adolecetes prefieren el probar esas personas les falta madurez y no saben lo que quieren de su vida son una veleta no saben tomar decisiones les tiembla la mano, es mejor algo ligero y decir que ya lo vivieron la verdad es que una unión libre nunca se va a equiparar a un matrimonio por todos los puntos que maneja en el artículo es real, por eso tenemos la sociedad que tenemos por gente como esa no toma las cosas en serio una sociedad rota y niños y adolescentes que están perdidos porque son fruto de esas relaciones libres nunca se les enseñó valores, ahora puedes venir también de un Matrimonio que terminó en divorcio pero no por eso a ti te va a pasar lo mismo y por eso no crees en el matrimonio, lo que tienes que hacer es buscar la persona correcta realmente a Fin a ti así como te esfuerzas por buscar un buen trabajo, ir a comprarte un buen carro etc y dedicas tiempo así. Tienes que dedicar tiempo para buscar a alguien, esas son de las decisiones más importantes de la vida y muchas veces lo toma la gente a la ligera con quien comparte su vida