En ocasiones sentimos que somos atacados, que somos la víctima. Que las personas a nuestro alrededor son agresivas y que, sin merecerlo, nos maltratan. El rechazo, la tristeza y soledad nos invaden y creemos que, el día en que todos cambien, nuestra vida mejorará automáticamente. La buena noticia es que no tenemos que esperar mucho para sentirnos mejor. La mala es que exige un esfuerzo personal.
354. ¡Yo soy la víctima!
02
Sep