Aunque parezca extraño, a veces es mejor, para el que tiene problemas, no ir en su rescate. Daremos mayor y mejor apoyo si dejamos que sufra las consecuencias de su mala decisión. El amor verdadero no es el que impide que el otro sufra, sino que acompaña en el sufrimiento, con el fin de que haya un aprendizaje que le permita no volver a cometer el mismo error.