Obviamente, cuando la familia se desintegra es muy difícil conservar, precisamente, el sentido de familia. Lo primero que todos pierden, a veces incluso antes de la separación física, es la sensación de unidad y cercanía, que es indispensable, especialmente para los hijos, pues es su fuente de seguridad y estabilidad. Es importante que los papás tengan conciencia de este aspecto en la etapa posterior al divorcio, para que tomen las acciones necesarias para minimizar el daño.