Después de una discusión, suele suceder que por lo menos uno de los involucrados se sienta «la víctima» o «el ofendido» y por lo tanto espera que sea la otra persona la que inicie el proceso de reconexión. No tiene disposición de hacer nada que facilite la reconciliación, en sus ojos, es el otro el que cometió la falta, y por lo tanto, es a quien le corresponde hacer el trabajo necesario para mejorar la situación… ¿funciona esta estrategia? Mejor, empieza tú.
365. Empieza tú
11
Oct