Una de las situaciones que nos resultan más vergonzosas y difíciles de sobrellevar, es el ser descubiertos en una mentira. Si las consecuencias suelen ser tan desastrosas, ¿por qué mentir? La respuesta evidente es el logro a corto plazo de un objetivo. Sin embargo, la relación con la persona a la que le mentimos (la pareja, los padres, el jefe, los amigos…), se verá por siempre dañada, y, si sobrevive, nunca volverá a ser la misma. El miedo a enfrentar la verdad puede ser una fuerza poderosa para mentir pero, ¿vale la pena el riesgo de perder a quien queremos?