La única manera de fomentar una actitud positiva, es forzando a nuestros pensamientos a ver el lado amable de cada circunstancia. A pesar de que nuestro primer impulso sea la crítica y el pesimismo, debemos hacer el ejercicio conciente de modificar este hábito, con el fin de que, poco a poco, crezca la comprensión del otro, la empatía por nuestros semejantes, y, por consiguiente, la paz interior que complementa la felicidad personal.