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¿Enganchas con todo?

¿Enganchas con todo?

Revista:
Sonríe mamá

Edición:
Enero 2014

Cuando enganchas con todo, cuando ciertos pensamientos persisten en tu mente después de haber tenido un desacuerdo, o los resentimientos se quedan contigo después de un evento desagradable, la situación se complica hasta el punto de ser “agotador” para tu vida y la de los demás.

Mónica habla sobre este tema en este artículo publicado en al Revista Sonríe Mamá (edición Enero de 2014).

¿Te descubres discutiendo «por horas» con tu hijo, respondiendo a cada queja que dice por algo que le pediste que hiciera? Cuando tienes un disgusto con alguien, ¿te quedas pensando en lo que ocurrió mucho tiempo después de haber sucedido? Cuando sabes que una persona no quedó contenta contigo, ¿te sientes ansiosa y preocupada por su opinión? ¿Sueles guardar resentimientos y rencores contra la gente que te hizo algún daño?

Estas señales describen a una persona que queda «enganchada». Es decir, se queda atrapada en un momento que repasa una y otra vez con la esperanza de modificar algo de lo sucedido, de manera tal que mejore la opinión que los involucrados tienen sobre ella. Porque si analizas sinceramente las preguntas que hice al principio, encontrarás que tu inquietud, resentimiento o insistencia no sucedería si todo se hubiera resuelto favorablemente? ¿no es verdad?

Es decir, si al pedirle a tu hijo algo, él te respondiera inmediatamente «Sí, mamá», y lo hiciera, no tendrías el intercambio de argumentos que ocurre cuando se niega, ¿cierto? Cada vez que le contestas es un intento de tu parte de que él te dé la razón y, por lo tanto, de que no se moleste contigo.

Si lo observas, la misma razón es la que está detrás de los otros escenarios (alguien disgustado, una situación molesta y tus resentimientos). El tema del «enganche” se trata de ti. De verte bien. De caer bien.

Nada de esto representaría un problema si «engancharse” no fuera tan agotador. Exige un enorme uso de energía el mantener tu imagen intacta. Además de que el egocentrismo no es un acercamiento sano para el crecimiento personal o para mantener relaciones sanas con los demás.

Así que como siempre, permíteme sugerirte varias ideas. Espero que alguna te sea útil y te ayude a desprenderte más fácilmente de situaciones negativas:

1 – ACEPTA: “La negación es el primer síntoma”, solemos decir los psicólogos. Reconocer que eres una persona que «engancha” con facilidad y —lo más difícil—admitir que este comportamiento es egocéntrico, es el primer paso. Cuando hacemos consciente una conducta es más fácil vigilar lo que hacemos y tener más cuidado en no repetir patrones dañinos.

 

2-DETENTE: No hay una pócima mágica o pastilla milagrosa que detenga el «enganche”. El poder es sólo tuyo. Cuando estés con tu hijo y él se queje por lo que le pediste, no le respondas. Repite con cariño lo que necesitas que haga y retírate. No te quedes en la misma habitación, pues evitará que pierdas la paciencia y empieces a discutir con tu hijo. Si no lo hace, regresa y dile el castigo que tendrá si no te obedece, y retírate nuevamente. Recuerda, quedarte ahí te hará caer más fácilmente.

En el caso de los pensamientos —obsesivos— que persisten en tu mente después de haber tenido un desacuerdo, o los resentimientos que se quedan contigo después del evento desagradable, la situación se complica un poco, pues no es fácil detenerlos. Para lograrlo necesito tu persistencia. Créeme que estas conductas pueden disminuir en gran medida si consistentemente te ocupas en reducirlos. ¿Cómo? Lo explico en el siguiente punto.

 

3 – ALÉJATE: Habrás comprobado en muchas ocasiones que alejarse físicamente no es suficiente. Tus pensamientos negativos te acompañarán, alargando tu rabia por mucho tiempo más de lo que duró la molesta situación. Así que es necesario alejarse emocionalmente. Provocar en tu mente una reacción opuesta a lo que estás sintiendo. Para eso necesito que elijas una canción. Sí, me escuchaste bien: una canción. La que quieras. Es preferible que te sepas la letra. Cada vez que te encuentres pensando insistentemente en algo negativo (la opinión que tienes de una persona, lo mal que la pasaste en algún lugar, lo desagradable que estuvo una situación) OBLIGA a tu cerebro a cantar la canción escogida. Si te resulta muy difícil, cántala en voz alta.

¿Qué es lo que intento hacer con esta sugerencia? Varias cosas. Primero, cantar te dará risa (¡es un poco absurdo ponerse a cantar cuanto estás enojada!) La risa alivia, alegra y tranquiliza. Segundo, recordar una canción activa una zona distinta en tu cerebro en el centro emocional que está ocupado en sentir rabia. Al «cambiar de lugar» la activación neurológica, la intensidad de la molestia disminuye, porque ahora tu cerebro dirigió su atención hacia otra cosa (la canción). Te estás alejando emocionalmente del evento que te está dañando.

 

4 – CAMINA: Toda esta energía negativa tiene que salir por algún lado, porque si no, ¡hasta tu salud podría resultar lastimada! Caminar ágilmente ayuda a liberar emociones muy intensas. No dudes en dar una vuelta a la manzana cuando sientas que una situación puede superar tus límites de tolerancia.

 

5 PRÉMIATE: Si logras superar la prueba manteniéndote calmada y en control, haz algo que te haga sentir regaloneada: un baño de tina, leer algo que te guste, tomar una taza de té… Recompensa tus esfuerzos, no sólo porque te mereces una gratificación por tener éxito después de un trabajo personal intenso. Premiarte conseguirá que quieras seguir intentándolo. Refuerzas la conducta positiva, si lo digo en términos psicológicos

 

El auto-control es una de las habilidades que requieren mayor esfuerzo. Es más fácil dejar las emociones fluir, sin considerar el daño que te haces a ti misma y a quienes te rodean. Sin embargo, debemos detectar que esto no es conveniente, pues te deja solo y amargado.

Vale la pena el trabajo que el auto-control implica. Te deja poderoso. Te deja al mando. Te establece como el arquitecto de tu propio destino y te permite construir una vida feliz. ¡Adelante!

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