Cuando la crisis en la relación sucede, los sentimientos pueden ser sumamente intensos. La tristeza, la ira, el miedo y hasta la sed de venganza, pueden invadir a una persona lastimada. Los hijos suelen ser un arma de fácil acceso para desquitarse del daño provocado, teniendo consecuencias devastadoras para ellos. Protegerlos debe ser nuestra prioridad.