Como todos sabemos, la felicidad no está en un lugar específico, ni sucede a una edad determinada. La felicidad es básicamente, un estado mental, al que podemos llegar a fuerza de desearlo. Últimas investigaciones confirman que, a voluntad, podemos modificar la estructura misma de nuestro cerebro para lograr la actitud adecuada que nos permita disfrutar todo lo que nos rodea.